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jueves, 26 de enero de 2012

Reinos Eternos: Capitulo 3

La huida

Desperté aturdida, poco a poco comencé a enfocar la vista, cosa que me costó más de lo que esperaba, solo podía recordar a mi hermano gritarme algo de alguien y listo, nada más, cuando logre enfocar la vista estaba en una pequeña habitación de madera que tan solo contaba con una cama que era en la que yo estaba acostada, a un lado de una puerta mal enmarcada había una pequeña ventana, y bajo esta descansaba un poco de paja y alfalfa, el lugar en donde estaba se encontraba en constante movimiento, así que supuse que estaba en una carroza en mal estado o en un caravana, escuche como la puerta se habría y tres hombres entraron, los tres grandes y corpulentos

- la princesita se despertó – bromeo uno de ellos, el que parecía ser el líder de la pandilla

- es tan delicada que tal vez no haya dormido nada – continuo el que estaba más lejos del grupo

- dígame alteza realísima, desea que le lavemos los pies o le demos un masaje facial – bromeo el ultimo que faltaba

- masajéate esto – dije al líder y lo golpe con un puñetazo en la cara, el hombre cayó al suelo y los otros dos se lanzaron sobre mí, no me tarde mucho en vencerlos, sus ataques eran lentos y constantes, era cosa de ser un tanto más ágil que ellos y listo, salí de la habitación, no me encontré con nadie, descubrí que era una caravana, bastante grande, para ser sincera, escuche pasos atrás mío y apure el paso, en cuanto encontré la primera salida, me escabullí en esta y salte a las afueras de la carrocería, caí con fuerza en el pasto, y me hice una herida en el pómulo, pero no le tome mayor importancia, me sorprendí al notar que el vestido no había sufrido ningún rasguño o algo por el estilo, tome la parte de más abajo y la arremangue de forma que se me hiciera más fácil correr, me saque los zapatos y emprendí carrera, no llevaba ni unos cinco metros de distancia y escuche a alguien de la caravana gritar a todo pulmón "la princesa se escapo", corrí más deprisa, lograba ver a duras penas el castillo, habíamos pasado a través de un pequeño bosque que delimitaba la cuidad capital de Prima, me interne en la masa verde que tenia frente a mí, y deje de escuchar pasos cerca mío, aun así, no era seguro seguir mi camino, debido a que estaba anocheciendo, tendría que encontrar un refugio donde pasar la noche y luego emprender camino de nuevo a casa

- hay esta – escuche a un hombre gritar mi ubicación, apure aun más el paso, y trate lo más posible de camuflarme en los arboles, trepe uno que estaba con el tronco torcido, y desde ese salte por las ramas hacia otras ramas, tratando de hacer el menor ruido y siendo lo más cuidadosa posible para no resbalar y caer, escuche ruidos bajo mis pies y me tense a más no poder, estaban bajo mío, solo tenían que levantar la vista, y además de ver mi ropa interior y burlarse de mí, me atraparían, pasaron de largo, solté un sonoro y reconfortante suspiro

Pise la rama más cercana para ir en la dirección contraria a esas personas, pero resbale y caí con fuerza del alto árbol, en donde caí era como un túnel, muy parecido al de los niños perdidos de Peter pan, era de madera, y en este solo lograba caber una persona, el recorrido era largo, entre subidas, dobladas y bajadas, me sorprendía como era que no había vomitado todo lo que había comido por última vez, el recorrido termino en una acumulación de plumas para hacer la caída más suave, de nada serbia, sobe delicadamente el sector herido y me pare aun atontada por el golpe, estaba en una casa, bueno, algo parecido a esto, era un lugar con un comedor y una cama, cerca de el comedor había una cocina a leña malgastada, pero que se notaba que un funcionaba, me acerque a la cama y descubrí que un poco más lejos había un baño, un poco de luz entraba por un agujero en el lugar, que por la estructura, o era un cueva de madera o un árbol, pero apostaba por la segunda, por muy descabezada que sonara la idea, descubrí que cerca de el hueco había una puerta, y aun lado un candelabro y algunos instrumentos para hacer fuego, me acerque al último de los nombrados y encendí el candelabro, la noche se aproximaba a rápida velocidad, y lo mejor era descansar para estar repuesta

Deje el candelabro en la cómoda que se encontraba más cerca de la cama y me mire en el espejo que había en la puerta del baño, debido a la luz mi aspecto era demacrante, mis mejillas se habían débilmente encogido debido a la falta alimento, mi estomago sonó, pero decidí pasarlo por alto, mis pies y mis piernas estaban rotas y sucias, mi rosto en las misma condiciones, el vestido estaba empapado de barro y tierra, mis aros parecían estar mal puestos, mi pelo estaba suelto y era un completo revoltijo de cosas, entre ramas, flores, hojas, y un montón de cosas más que no deseo enumerar, bajo mis ojos descansaba la viva prueba de lo mal que había dormido y lo cansada que me encontraba ahora, ojeras, solté mi vestido y busque un pijama en el closet que hace no mucho había descubierto, encontré una remera grande y un pantalón, decidí ponerme ambos, apresar de que la remera me quedaba como un camisón corto, la noche no era acogedora, y el frio amenazaba con calarme lo huesos, me los puse con rapidez y entre al baño para poder lavarme un poco la cara, cuando salí me encontré con la peor de las sorpresas…

- princesa… la encontré – su voz sonó tersa y melodiosa, como si estuviese canturriando lo que me acababa de decir… lapidario

- maldita sea – dije para mí misma

- esas cosas lo debería de decirla una princesa – dijo en tono bromista y con una sonrisa grabada en los labios, demonios, ya estaba odiando esa estúpida y sabelotodo sonrisa

- tengo un cuchillo y se usarlo – dije tomando rápidamente de la mesa el cuchillo que descansaba sobre esta

- y yo una daga… oh, por favor, princesa, no ágamos todo esto tan difícil, soy un adolecente, lo único que quiero hacer es dormir, ¿sí?, además, por lo demacrada que te vez tu tampoco quieres luchar

- no… - concorde con él, deje el cuchillo a un lado, mire mis manos y note que la pintura de uñas estaba hecha un desastre… pero que estoy haciendo, no hago esto por mí, sino que por mis padres, por mis hermanos, por mi pueblo, me dispuse a tomar el cuchillo de nuevo, pero antes de hacer el mas mínimo ademan, el joven ya me tenia apresada entre sus brazos, me sostenía de tal forma que no podía mover ninguna parte de mi cuerpo que no fuera mi cabeza

- lo lamento de verdad princesa, pero tengo órdenes expresas de llevarla a la caravana si la encontraba, me hubiese gustado conocerla en circunstancias mas… agradables y menos… secuestrarias

- ¿para qué me quieren? – le pregunte con la voz más autoritaria que logre sacar, sentí como el hombre se estremecía muy, muy débilmente, tanto que a la simple vista no se notaria

- es solo un encargo mi lady – aclaro él, sentí como sus tibios dedos se enroscaban en mis muñecas para dejarlas apresadas con una cuerda, soltó el abrazo y se sentó en la cama – la caravana no haría esto jamás por su propia cuenta, en esta ocasión nos vimos obligados – sonrió de nuevo con esa sonrisita tan estúpida que tenia – claro, pero ha sido tan fácil que incluso estábamos sorprendidos que la llamaran en otros pises "la princesa guerrera"

- tú que sabes – le espete con rabia, que sabían ellos, no tenían idea cuanto había tenido que practicar para ganar ese título, o de lo frustrada que me sentía ahora

- sé – maldito imbécil, era oficial lo odiaba a él y a su maldita sonrisa de superioridad – ahora tenemos que irnos a la caravana, sino Aarón se enojara

- ¿y a ti quien te dice que yo voy a ir para haya?

- no sé, tú tal vez, es una posibilidad bastante grande…

- yo no he dicho eso, y si tuviera que decir algo seria "llévame a casa ahora"

- muy bien, sus ordenes serán cumplidas – dijo haciendo una exagerada reverencia, lo patearía si tuviera fuerzas para hacerlo, me tomo de el brazo de forma cuidadosa y salió de lo que en realidad era un árbol, caminamos en silencio por el bosque hasta donde estaba la caravana, lo mire con una expresión de odio en la cara

- te dije que me llevaras a casa

- no especifico a que casa… - Lidia, mantén la compostura, eres una princesa, no puedes llegar y patearlo en donde más le duele, y mucho menos incinéralo y bailar sobre sus cenizas, es impropio… eso, exhala, inhala, tu solo… cálmate, ¡por todos los dioses, estoy hablando conmigo misma!

- te patearía, pero estoy demasiado cansada – comete cuando estábamos en la entrada a la enorme carrocería, cuando entramos vimos a una joven que estaba limpiando y otra que estaba en un escritorio

- avisen a Aarón que ya la encontré, y que nos pongamos en marcha lo más pronto posible, yo la iré a dejar al cuarto – le dijo a una joven que estaba sentada revisando unos mapas, me dirigió una mirada de alivio, pero luego frunció el ceño pronunciadamente

- si claro, pero una pregunta Adrian… ¿Por qué tiene tu ropa? – le pregunto la chica, abrí los ojos desmesuradamente y lo mire rápido

- luego te cuento, ¿sí?, ahora quiero solo dormir

- tú eres igual a un oso perezoso – comento y siguió mirando los mapas, el hombre me soltó las improvisadas esposas y me dirigió hacia el lugar en donde había estado cuando me desperté

- es un largo viaje princesa, Aarón vendrá a verte en un rato mas, cuídese, que la necesitamos en el mejor estado – terminado de decir eso se dio la vuelta para irse, pero le llame la atención justa en la entrada/salida de el lugar

- alto – le grite, el solo paro, pero no se dio la vuelta – ¿quién les mando secuestrarme?

- me temo que eso no se lo puede decir – me mosto su medio perfil y con una de esas bobas sonrisas salió de la habitación
Lidia, contente, eres una princesa por todos los cielos, no puedes decir ni palabrotas ni patear a medio mundo tan solo porque no lo soportas y te gustaría dejarlo sin hijos el resto de su miserable vida, tranquila Lidia

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