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jueves, 26 de enero de 2012

Reinos Eternos: Capitulo 1

 La Princesa
La joven miraba aburrida el mismo papel que descansaba sobre su regazo, con sólo tres líneas que ya la tenían al borde de la demencia, ha estado leyendo las mismas líneas por diez minutos, ¡DIEZ!, bufo aburrida y dejó la hoja a un lado, miro la hora, faltaban sólo dos minutos para salir de la agobiante lección de literatura, la maestra estaba sentada delante ella, profundamente dormida, la joven sonrió para sí misma, se supone que esa era una de las más terribles faltas a la corte real, que por más que ella lo detestara era parte de esta, se levanto con delicadeza y trato de hacer el menor ruido posible, en cuanto estuvo frente a la puerta está se abrió y del otro lado un hombre alto alzaba una ceja y la miraba de forma severa

- señorita ¿qué está haciendo? – Preguntó curioso

- emm, a... Tú... Tú ni viste nada – dijo la joven y huyó por un hueco entre el hombre y la puerta

- ¡princesa! – el hombre grito esperando que la joven diera la vuelta y parara la carrera que había emprendido… no lo hizo

La joven corrió tan rápido como su vestido le permitió, se dirigía a la sala de prácticas, ahí a lo menos estaría más a gusto hasta que llegara su profesora de lucha, cuando estaba en el corredor a solo dos habitaciones más de la sala, logro divisar a lo lejos a alguien, y poco después lo identifico, apresuro el paso y se le lanzo a los brazos

- ¡Hermano! – Lo abrazo con fuerza y el susodicho la correspondió

- hola hermanita, ¿Qué haces? – Le pregunto al notar la irregular respiración de la joven

- me escapo del señor Madox – le confesó al oído

- ¿de qué clase te escapaste?

- literatura…

- pero si a ti te gusta la literatura

- sí, pero la señorita Ritta se quedo dormida… – le respondió la joven – pero no le digas al señor Madox…

- tranquila – le dijo el joven y le mostro una de sus más relucientes sonrisas – no le diré nada a nadie, ¿supongo que vas a la sala de prácticas? ¿O no?

- sí, ahora, el señor Madox me debe de estar siguiendo, me voy – se despidió de él con un beso en la mejilla, ella y su hermana eran las únicas que tenían la autorización de besar al futuro rey de Prima

En cuanto el joven soltó el abrazo ella se escabullo en la sala, cuando ya estuvo dentro soltó una exhalación profunda, se sentó en el suelo dejando a la vista las botas negras que llevaba puestas, pasaron más de veinte minutos y la puerta se abrió sigilosamente dejando al descubierto a una mujer de semblante pasivo, pero a la vez con un cuerpo fuerte, sin dejar de ser femenino

- princesa – susurro la mujer – ya llego… como siempre se me ha adelantado

- bueno… estaba aburrida en la clase de literatura, así que me escape para acá… Mary, te parece que comencemos la clase de inmediato, estoy aburrida, y quiero practicar… le quiero ganar a mi hermano algún día en una lucha

- claro, veamos, sácate primero ese vestido, que si no se puede estropear – Mary la miro mientras se sacaba el vestido color rosa pastel, sonrió al notar que la joven quinceañera llevaba su traje de lucha bajo la lujosa prenda, el traje era bastante simple, solo una remera de pabilo y unos pantalones ajustados a la pierna negros, y claro, las botas, porque con taco no daría dos pasos y tropezaría y caería con fuerza contra el suelo

- lista – dijo la joven una vez hubo terminado de doblar correctamente el vestido y se había arreglado la remera

Ambas mujeres hicieron una leve reverencia y se pusieron en posiciones, la primera en atacar como siempre fue la princesa, y como era ya de costumbre con una patada, la mujer la detuvo con gran facilidad, paso debajo de esta y le estoco con un certero puñetazo en el estomago, la menor se quedo un momento sorprendida, pero en cuanto volvió en si respondió de la misma forma, se apuro lo mas que pudo en hacerle una zancadilla a su contrincante antes de que esta pudiera defenderse y atacar de nuevo, la mujer cayó al suelo con fuerza, pero antes que la joven pudiera inmovilizarla con alguna llave, se dio una vuelta sobre sí misma y se paro con rapidez, no se dio cuenta cuando la princesa ya la atacaba y tuvo que hacer el mayor esfuerzo en esquivar alguno de los puñetazos que lanzaba la joven, y en un descuido de su parte tropezó y cayó, la menor aprovecho la oportunidad y la inmovilizo rápidamente con una llave, y para estar segura se sentó sobre ella

- me rindo – dijo la mujer cuanto vio que no tenia posibilidad de escapar de la quinceañera – hoy has estado esplendida Lidia

- no tanto… con eso jamás le ganaría a mi hermano…

- el príncipe Edwin es cinco años mayor que usted, y aun así a logrado ser rival para el

- pero así no consigo ganarle

- sigue siendo un gran inicio – la menor miro a su maestra, la primera vez que la había visto había pensado que era una broma, esa mujer tenía más cara de ama de llaves, o criada que de profesora de lucha, bien equivocada estaba, esa mujer era una de las más fuertes del reino, incluso mas que su mismo hermano

- dime Mary, como terminaste siendo profesora de lucha acá en Prima, yo tenía entendido que tu eres de Argon

- así es mi lady, pero ni país es muy duro, por eso aprendí a luchar, y cumplida mi mayoría de edad me quise ir a vivir a algún lugar que me ofreciera una mejor expectativa de vida

- y decidiste venir a Prima – aclaro la niña

- como usted dice

La niña miro por la ventana y se sorprendió al notar que el cielo oscilaba entre el naranjo del atardecer y el negro de la noche

- me tengo que ir a cambiar de ropa, y luego cenar con la familia, cuídate Mary – la joven se despidió de la mujer y de dirigió a su habitación, se tomo un buen baño, y cuando estuvo fuera su criada la esperaba con un vestido en la mano

- mi lady, este se le vería hermoso, hoy es la junta de la corte, y vienen los reyes, príncipes y nobles más importantes de los cuatro reinos – le dijo la criada tratándola de convencer

- pero ¿y el escote? – dijo la joven tocando débilmente el pronunciado escote del vestido

- atraerá hombres…

- Marta, sabes lo que opino sobre eso…

- por favor mi lady, hágalo por mi – pidió la criada, la joven soltó un profundo suspiro y comenzó a ponerse el vestido, cuando ya estuvo lista marta la ayudo con el peinado y con las joyas, terminada su obra de arte la joven se miro al espejo

Su reflejo era una joven de tez ligeramente bronceada, con el cabello recogido en una media coleta alta y con algunas piedras en este, que a la vez era de un deslumbrante color castaño y levemente rizado, llevaba puesto un vestido con solo un tirante, color verde musgo, que resaltaba sus ojos del mismo hipnotizarte color, su silueta era esbelta y propia de alguien de la realeza, su nariz respingada, y mirada fuerte pero a la vez comprensiva, su vestido llegaba al suelo en una caída libre, así que no se lograban distinguir los tacos que llevaba, su cuello estaba decorado con un collar simple que tenía como dije el emblema de la casa real de Prima, solo que en tonalidades verdes, sus aros eran dos pequeños jades, sonrió, ella era la más parecida a su padre de los tres hermanos y la menor, Annabeth era la más parecida a la reina, y Edwin, el mayor era una mezcla alarmante de los dos, tenía una ojo color verde como el rey y otro café como la reina, entre otras cosas que lo hacían una combinación extracta de los dos

- mi lady, el banquete está por comenzar, sus hermanos la vinieron a buscar

- ¿tenemos que hacer una "presentación" del principado de Prima?

- si – la voz del mayor de los hermanos azoto en la habitación – ahora bajemos sino nuestros padres se enojaran

- si – concordó su hermana, se despidió de Marta y bajaron

Que empiece el supremo tormento…

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